Tomar medicamentos es habitual en la sociedad en la que vivimos. Según la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles, en España se consumen más de 50 millones de unidades al año de analgésicos. Respecto al consumo general de Psicofármacos en España, los datos previos a la COVID-19 ya reflejaban que el 10,7% del total de la población española consumía tranquilizantes, relajantes o pastillas para dormir (tercera sustancia después del alcohol y el tabaco) y el 5,6% de la población tomaba antidepresivos, o estimulantes (AEMPS, 2015; ENSE, 2017).
En 2020, durante el confinamiento, el uso de ansiolíticos y antidepresivos aumentó un 14%. Así se desprende del análisis de los datos de dispensación de medicamentos en farmacia comunitaria con cargo al Sistema Nacional de Salud durante 2020.
Todos estos datos son preocupantes, pues indican un deterioro importante de la salud física y emocional.
¿Hay algún medicamento que se pueda recetar, que sea saludable y efectivo para mejorar la salud física y emocional?
“Si el ejercicio fuera una píldora, sería el medicamento más recetado en todo el mundo.” (Facultad de Medicina de la Universidad de Emory, Atlanta, Estados Unidos) Sin duda, de todas las cosas que podemos hacer por nuestra salud, pocas son tan provechosas como el ejercicio.
Por qué hacer ejercicio habitualmente.
Llevar una vida físicamente activa aumenta la sensación de felicidad, ayuda a pensar con mayor claridad, a tener más energía, a ser más productivos y, si le sumamos una dieta equilibrada, a controlar el peso. Para que el ejercicio sea efectivo no es necesario que sea extremo. Basta con hacerlo de forma moderada y regular, varias veces a la semana. La regularidad es fundamental para conseguir buenos resultados en la salud.
Algunos ejemplos son: caminar a paso ligero, correr, montar en bicicleta y realizar otros deportes que exijan que el corazón nos lata más deprisa y sudemos.
Podemos combinar el ejercicio aeróbico, el levantamiento de pesas moderado y ejercicios sencillos de calistenia (ejercicios físicos con el propio peso corporal), lo cual fortalecerá los huesos y los músculos. Además, esto ayuda a mantener el metabolismo más alto, lo que incide directamente en el peso.
Usemos los pies.
Para hacer ejercicio no es necesario ir a un gimnasio. Es cuestión de variar algunas costumbres adquiridas. Por ejemplo, siempre que sea posible, en lugar de coger el transporte vayamos caminando. Podemos dejar el coche aparcado algo más lejos de la oficina o centro de trabajo para ir caminando el resto del trayecto. Y, en lugar de coger el ascensor, subamos las escaleras.
El ejercicio físico moderado es beneficioso sea cual sea la edad a la que se comience. Eso sí, es conveniente que, si somos muy mayores o padecemos alguna patología o enfermedad, consultemos a nuestro médico antes de empezar.
Una vez más, desde Mupiti animamos a realizar actividades saludables que contribuyan al bienestar y a la felicidad de nuestros mutualistas.
Por ello, ¡empecemos cuanto antes!