El peso de la verdad: Responsabilidad y Ética en la difusión de la información

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«Necio es quien nunca lee el periódico, y más aún quien siempre le hace caso»

(August von Schlözer, historiador y escritor alemán [1735-1809])

La reflexión de Schlözer adquiere hoy una relevancia renovada en un mundo donde la tecnología nos bombardea con una avalancha constante de mensajes y noticias, especialmente a través de internet y las redes sociales. En este contexto, es crucial mantener una actitud crítica frente a la información.

No todo lo que leemos es falso; muchas cosas son ciertas. Sin embargo, debemos ser cuidadosos y evitar la ingenuidad de creer ciegamente en todo lo que leemos, escuchamos o compartimos. La velocidad con la que las noticias se viralizan hoy en día es alarmante y en gran parte se debe a la tendencia de las personas a reenviar mensajes o noticias sin tomarse el tiempo para leerlas a fondo o verificar su origen y veracidad. A menudo, la confianza en la fuente se deriva únicamente del hecho de que un amigo o familiar ha compartido la información. Pero esto no debería ser suficiente. Incluso las historias más inverosímiles logran convencer a muchos.

Un proverbio advierte: “El ingenuo cree todo lo que le dicen, pero el prudente piensa cada paso que da”.

¿Qué deberíamos hacer?

Cuando no estamos seguros de la veracidad de una noticia o mensaje, debemos formularnos algunas preguntas clave: “¿Dónde leí esa historia? ¿Fue en una página oficial en la que se puede confiar, o en una página donde cualquiera puede escribir lo que quiere? ¿Viene de una fuente desconocida? ¿Se ha demostrado en alguna página confiable que esa historia es falsa?”

Si se trata de información negativa sobre alguien, preguntémonos: ¿Quién podría beneficiarse al difundir esta noticia? ¿Existe alguna motivación oculta para que esta noticia se conozca?

¿Qué no deberíamos hacer?

Todos hemos caído, en algún momento, en la tentación de compartir información sin verificar su autenticidad. A veces, es por falta de tiempo; otras, por no considerar las posibles consecuencias para los demás. Algunos comparten todo lo que reciben, simplemente por querer ser los primeros en difundir la noticia.

No obstante, debemos tener claro que no queremos perjudicar a nadie. Si dudamos de la veracidad o la conveniencia de compartir un mensaje, recordemos esta máxima: “Ante la duda, a la basura”.

El respeto es primordial

Incluso si algo es cierto, no siempre es apropiado compartirlo. Podríamos estar revelando información personal que alguien preferiría mantener privada. Además, difundir información negativa sobre otros no contribuye a crear un ambiente de respeto y colaboración, ya sea en el trabajo, en la familia o en nuestro círculo de amistades.

Las cinco preguntas clave

Antes de compartir información sobre alguien, enviar un mensaje o difundir una noticia, reflexionemos:

  1. ¿Es cierta la información?
  2. ¿Estoy compartiendo información confidencial?
  3. ¿Podría dañar la reputación de alguien?
  4. ¿Es realmente necesario hacerlo?
  5. Si se tratara de mí, ¿cómo me gustaría que actuaran los demás?

Fomentar el respeto y la unidad no solo mejora nuestras relaciones personales, sino que también contribuye a nuestro bienestar físico y emocional. En MUPITI, apoyamos y promovemos estos valores, convencidos de que son esenciales para una vida plena y saludable.