“La memoria amplía nuestro mundo. Sin ella, la vida carecería de continuidad, y por la mañana veríamos a un extraño en el espejo. Cada día sería un episodio aislado; no podríamos aprender del pasado ni prever el futuro.” (MYSTERIES OF THE MIND)
Algunos animales cuentan con una extraordinaria memoria. Por ejemplo, las ardillas recuerdan el lugar en que almacenaron semillas meses atrás y dónde entierran sus nueces. En el año 2000, un estudio científico encontró que elefantes africanos hembras (Loxodonta africana) en libertad reconocían sonidos en baja frecuencia emitidos por familiares que abandonaron el grupo hasta 12 años antes y mostraban diferentes reacciones si las llamadas de otros individuos eran conocidos suyos o no tenían relación con ellos. Los autores estimaron que las elefantas son capaces de reconocer y recordar los sonidos de llamadas de unos 100 individuos distintos de su misma especie.
Por el contrario, muchos nos olvidamos al cabo de un rato dónde dejamos las llaves o de lo que comimos tan solo hace un par de días. A pesar de ello, la mente humana posee una increíble capacidad para aprender y recordar.
El cerebro humano posee unos 100.000 millones de neuronas, que forman una red sumamente compleja. De hecho, una neurona puede estar conectada a otras 100.000. Estas conexiones le dan la capacidad de procesar y retener una gran cantidad de datos; lo que nos supone un reto es recuperarlos cuando los necesitamos.
Algunas personas tienen una memoria envidiable. Por ejemplo, el famoso director de orquesta italiano Arturo Toscanini fue “descubierto” a sus 19 años cuando tuvo que dirigir la ópera Aida en sustitución del titular. Dada su mala vista, lo hizo sin mirar la partitura.
Es cierto que hay mentes privilegiadas, pero la mayoría de nosotros podemos recordar mucho más de lo que creemos si estimulamos nuestra capacidad mental.
¿Cómo mejorar la memoria a largo plazo?
Hay diversos tipos de memoria: La sensorial, que recibe estímulos de los sentidos, la memoria a corto plazo, que nos permite, por ejemplo, recordar un número de teléfono hasta marcarlo o no olvidar la primera parte de una frase mientras leemos el resto. Sin embargo, este tipo de memoria tiene limitaciones. Para almacenar información por mucho más tiempo debemos recurrir a la memoria a largo plazo.
A continuación, veremos algunas sencillas recomendaciones que pueden mejorar nuestra memoria a largo plazo.
- Prestemos atención. Evitemos las distracciones. Nos puede ayudar si tomamos notas que podemos repasar posteriormente. Las notas nos ayudan a fijar en la mente el asunto, según las vamos tomando.
- Mostremos interés. Cuando analicemos un asunto, busquemos las razones por las que nos conviene asimilarlo, cuáles son las ventajas. Es decir, debemos tener claros los beneficios de recordarlo.
- Esforcémonos por comprenderlo. Busquemos las distintas partes de un concepto y cómo se relacionan unas con otras. Así, veremos la lógica y nos ayudará a recordarlo posteriormente con más facilidad.
- Hagamos asociaciones. Relacionemos lo que deseamos recordar con algo que ya sabemos, con un lugar, un perfume, una canción, etc.
- Repitamos y repitamos. Cuando repetimos una y otra vez en voz alta lo que estamos aprendiendo se fortalecen las conexiones neuronales. Algo muy útil es contar con frecuencia, a diferentes personas, lo que estamos aprendiendo.
- Tratemos de visualizarlo. Formémonos una imagen mental del asunto, dibujémoslo o hagamos un esquema. Esto nos ayudará a grabar los datos.
- No vayamos con el piloto automático. Parémonos a meditar, a pensar, a reflexionar. Nos ayudará a procesar o digerir la información y la recordaremos mejor.
En resumen, todos podemos mejorar nuestra memoria. Hacer acopio de buenos recuerdos, de información útil y beneficiosa, de conocimiento enriquecedor, entre otras cosas, mejorará nuestra salud emocional y física.
Como siempre, desde Mupiti, deseamos contribuir en todo aquello que mejore nuestro bienestar y nuestra salud, pues conseguiremos una vida más plena para nosotros y para quienes nos rodean.