¿Tienes demasiadas responsabilidades?

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Nos ilusiona presentarte esta nueva sección que irá incorporando artículos que nos ayuden a mejorar la salud y el bienestar, ya sea físico o emocional.

En Mupiti estamos convencidos de que la prevención es esencial, y que esforzarse por llevar una vida sana y equilibrada reduce los riesgos y favorece la felicidad. Como Mutualidad de Previsión Social, apostamos por fomentar el seguro y el ahorro, pero también nuestra salud y calidad de vida.

En esta ocasión abordaremos un problema que causa estrés y afecta negativamente al bienestar: tener demasiadas responsabilidades.

Casi todo el mundo espera algo de nosotros. Los hijos, el cónyuge, la pareja, los padres, los amigos, los clientes, el jefe……

Por si fuera poco, algunos tienen que cuidar de familiares enfermos y eso puede resultar agotador. Quizás nadie imaginó así su vida, sin un minuto libre. Tal vez uno piense: ¿Qué le voy a hacer? ¡Todos me necesitan¡

Sin embargo, pasar todo el tiempo atendiendo a los demás no es sano, ni para ellos ni para nosotros.

Así que, te planteamos algunas sugerencias:

  • Delega tareas: Quizás nuestros hijos puedan ocuparse de algunas tareas. Si tenemos amigos o familiares que vivan cerca, es probable que también puedan echarnos una mano en alguna gestión que necesitemos. Un compañero de trabajo quizás pueda ayudarnos con alguna tarea. Pedir ayuda de vez en cuando no indica que seamos incompetentes, sino lo contrario, indica que somos competentes y responsables y que por eso nos aseguramos de poder cumplir con nuestras obligaciones.
  • Escuchar sugerencias: Tal vez estemos enfrascados en un asunto y tengamos decidido cómo hay que resolverlo. Pero escuchar otras sugerencias, con atención e interés, puede ayudarnos a visualizar otras maneras de resolverlo, quizás más rápidas, efectivas, o menos estresantes. Desde fuera, a veces, las cosas se ven desde una perspectiva que no vemos nosotros. Así que ten la costumbre de pedir consejos a otros y, cuando te los den, agradece sus comentarios.
  • Ser franco: Por ejemplo, si no puedes (no que no quieres) con las tareas que te encargan, comunícaselo a tu superior. Expresar con sinceridad y respeto nuestra situación favorece el entendimiento. No se trata de dar la impresión de que no queremos responsabilidades o que queremos trabajar más cómodamente. Más bien, da argumentos que convenzan de que no es “responsable” de tu parte asumir tareas que no podrás hacer adecuadamente. De esta manera, tal vez, te disminuyan la carga.
  • Organízate: Haz una lista de lo que tienes que hacer durante la semana. ¿Es necesario que lo hagas todo tú, o puedes delegar algunas tareas en otros? No pienses que si tú no lo haces no se hará bien. Debemos aprender a confiar en los demás y, en su caso, darles la adecuada formación, lo cual favorecerá a todos.
  • ¿Urgente o importante?: Una vez tengas todas las tareas en tu lista, marca las que son urgentes. Se entiende que todas son importantes si están en la lista de la semana, pero seguro que unas son más urgentes que otras. Empieza por esas y sigue, en lo posible, el orden de prioridad que has decidido.
  • Se realista: No puedes aceptar todas las invitaciones que recibas. Si estas agotado o no tienes tiempo, recházalas cortésmente.

 

Piensa en esto: Si uno se quiere encargar de todo, tal vez finalmente no pueda hacer nada.